Videoconferencias de la I Jornada científica "De ὅρος a limes"



El límite, la frontera, lo bárbaro. Todo ello delimita, de manera natural, pero también física y teórica, y a su vez supone un elemento de contacto y una relación dinámica de la dicotomía cives - externae gentes. De esta manera se produce, como consecuencia de dicha relación, una rica cultura reflejada en la filosofía, en la religión, etc. Con lo que del antagonismo respecto de los barbaroi pasamos al mercado común, así al contacto cultural y a un incremento de la permeabilidad fronteriza con la que llegan las transformaciones sociales y un sinecismo que termina constituyendo las heterogéneas sociedades de frontera. Estas deben ser sometidas a un detenido análisis con ayuda de las fuentes literarias y materiales para finalmente ofrecer un discurso histórico-antropológico resultado de un trabajo interdisciplinar propio de las Ciencias de la Antigüedad.

2. Federica Pezzoli (Universidad Carlos III): El concepto de límite en los historiadores griegos del siglo V a.C.: una investigación terminológica  
En Grecia el límite tiene un doble naturaleza divisoria: la de los barbaroi y la de las poleis; así como un doble aspecto de carácter político y geográfico, siempre teniendo en cuenta que para ellos las separaciones nunca eran definitivas, sino una línea permeable sujeta a cambio y muchas veces sometida al arbitrio de terceros ante la falta de consenso entre contendientes.

De esta manera, los historiadores clásicos Herodoto y Tucidides utilizarán en sus producciones historiográficas diferentes logoi para referirse a las fronteras, límites o divisiones entre ciudades, regiones o culturas. Términos como ὅρος —al que más recurren, ya encontrado en la Ilíada—, ἔσχατος —lo que está en las extremidades, lo último—, μεθόριος —se refiere al hinterland fronterizo—o τέρμα —que se encuentra en la raíz de la palabra latina terminus.

Las fronteras y los límites son conceptos tanto reales como imaginarios o psicológicos. Conceptos que tuvieron gran influencia en el Renacimiento en cuanto al nacimiento de los primeros estudios de Geografía, Cartografía o Etnografía los cuales se cimentaron en la literatura geográfica antigua, como por ejemplo Estrabón, y que ya los propios antiguos veían como ecuménica.

En el De Lege Agraria de Cicerón encontramos abundantes referencias a reditribuciones de tierras. Para ello se vale de una determinada terminología descriptiva de naturaleza geográfica, que aquí nos interesa, usada para discernir entre los distintos lugares de los que hace mención, sus gentes y costumbres, ya sean cartagineses, galos, orientales o griegos. 

La Historia del Antiguo Egipto es una Historia circunscrita al curso fluvial del Nilo, desde su estrecho y largo curso hasta el ancho Delta que penetra en el Mediterráneo. Su dinámico ciclo de inundaciones anuales provocadas por las lluvias monzónicas etíopes le otorgó las cualidades necesarias para ofrecer dos riberas potencialmente habitables. Este valle excavado desde tiempos geológicos se encuentra limitado en sus extremos laterales de manera natural por montañas y desierto, con lo que su auténtico limes es el propio Delta.
Nos encontramos pues con dos vectores perpendiculares que se cruzan: el del movimiento del río sur-norte y el del curso del sol este-oeste. Surgió así un escenario estático, en cuanto que cíclico y lineal, cuyo esquema no sobresaldrá más allá de un kilómetro a una orilla y otra del Nilo y del que brotará toda creencia del pueblo egipcio.

5. Primer debate

6. Pedro Barceló (Universidad de Potsdam): Reflexiones sobre la importancia de las fronteras fluviales en la Antigüedad - algunos ejemplos
Un cauce fluvial en la Antigüedad era un almacén de recursos, una vía de comunicación, un obstáculo, una frontera... Tiene a su vez un marcado carácter espiritual para los griegos, y es que los ríos no son numerosos en sus montañosas tierras. Con esa concepción lo remarca la historiografía de la época y así, nos encontramos con el río Halis dividiendo Anatolia, una frontera fluvial que traspasarla se convirtió en un hito de suma importancia para los antiguos: ya lo avisó la Pitia de Delfos a Creso; lo mismo se podría decir del cruce del Helesponto por Jerjes o del Iber por Anibal. Tucídides llevará las fronteras al mar, con la flota ateniense dominándolo, algo que heredarán los romanos con su Mare nostrum.

Serán estos quienes desarrollen una concepción política más fuerte de las fronteras fluviales, desde la primera con el Tíber, pasando por el Po, que por excelencia delimitará a Roma de los galos, hasta el Rín o el Éufrates, una frontera natural, política y cultural que se prolonga incluso hasta nuestros días. Su impenetrabilidad se convirtió en un objetivo ineludible para el mantenimiento de la integridad del Imperio.

Los vascones fueron un pueblo peninsular situado en la región navarra entre los Pirineos y el Ebro, que más tarde ampliarían hacia el este y el sur. Solo disponemos de escasas fuentes literarias indirectas y una pobre cultura material para definir a dicho pueblo, de cuya identidad, atribuida por aquéllas, no estamos seguros de que fuera asumida por ellos mismos. La primera alusión del agger vasconum la realiza Tito Livio al hablar de la Guerra de Sertorio, los geógrafos vierten testimonios parciales, como Estrabón, que junto a Plinio resaltan su naturaleza pirenaica.

El discurso del nacionalismo contemporáneo comete un error al relacionar a los vascones con los vascos y de esta manera justificar sus posiciones autonomistas-independentistas.

Nuevamente nos encontramos con la dicotomía modélica del godo como bárbaro invasor —las externae gentes, un estereotipos creado por los discursos partidistas de la retórica del poder—frente al ciudadano romano —cives romanus—civilizador. El limes, como confín y periferia, es un territorio con su propia dinámica histórica y las fuentes nos transmiten una serie de enfrentamientos dialécticos por los derechos de sus tierras —por ejemplo el mantenido entre J. César y Ariovisto o el emperador Honorio con Ataulfo, ambos por la Galia.

Lo cierto es que el goteo continuo de unas fronteras que nunca habían sido herméticas, provocó un mestizaje social y cultural —auspiciado por el foedus y el hospitium—hasta hacer de los bárbaros colaboradores del Imperio y finalmente también ciudadanos romanos en razón de los servicios prestados.

Expone la rama literaria de la épica como el discurso nacionalista de la antigüedad, desde Gilgamesh hasta el Mío Cid. Se trata de la primera propaganda política y social —puesta en marcha desde un poder necesitado de justificar su preeminencia—que convierte en hechos propios una serie de acontecimientos históricos idealizados de un pasado lejano, que han sobrevivido gracias a la tradición oral popular y de los poetas que cantaban dichas hazañas. 

De esta manera, desde Homero se generó el canon de frontera como línea divisoria entre dioses y hombres, mito y realidad, oriente y occidente... En definitiva, entre ellos y nosotros.

10. Antonio López Peláez (UNED): En torno al concepto de frontera en la sociedad actual
Para terminar tenemos las reflexiones desde la disciplina del trabajo social, definida por el ponente como una profesión en la frontera, hablando de la dinamicidad característica de ese mundo tantas veces aludida a lo largo de la jornada y de los conceptos incluido-excluido en él implícito, así como el de ciudadanía —si ésta aumenta también lo hará con ella la frontera, ese espacio común habitable siempre desplazable—, un estado civil de naturaleza aspiracional debido a las condiciones de protección y defensa que ofrece.

11. Segundo debate y conclusiones